Starcraft en Costa Rica

Desde su lanzamiento en 1998, Starcraft ha ganado una inmensa base de fans en Costa Rica.

Videojuegos y plasticidad neuronal: la experiencia de StarCraft 2 vinculada a una conectividad cerebral mejorada

En un estudio reciente, los investigadores exploraron el impacto de jugar videojuegos de estrategia en tiempo real (RTS) en la conectividad cerebral. Descubrieron que una experiencia de juego extensa, específicamente en los juegos de estrategia en tiempo real como StarCraft 2, se asocia con diferencias significativas en la conectividad estructural y funcional del cerebro. Los hallazgos han sido publicados en la revista NeuroImage.

Los videojuegos se han convertido en una parte central de la cultura moderna, influyendo en diversos campos como la educación, la medicina y los deportes electrónicos profesionales. Los juegos de estrategia en tiempo real, que requieren que los jugadores gestionen recursos, construyan bases y participen en combates estratégicos, proporcionan un entorno rico para estudiar la plasticidad cerebral.

Investigaciones anteriores han demostrado que estos juegos pueden provocar cambios estructurales en el cerebro, pero los mecanismos detrás de estos cambios y sus implicaciones funcionales siguen sin estar claros. El nuevo estudio tuvo como objetivo cerrar esta brecha mediante el uso de técnicas avanzadas de modelado cerebral para explorar cómo la experiencia en videojuegos afecta la conectividad cerebral y las funciones cognitivas.

“Nuestro principal interés era estudiar cómo la experiencia puede moldear la forma en que está conectado el cerebro, a partir de mecanismos de plasticidad. Esto no es exclusivamente de los videojuegos, sino también de la música, la danza y casi cualquier otra disciplina”, dijo el autor del estudio Carlos Coronel, investigador postdoctoral del Instituto Latinoamericano de Salud Cerebral (BrainLat) en Chile.

“¿Por qué videojuegos? Una forma de estimular la neuroplasticidad es jugar videojuegos”, explicó la coautora Natalia Kowalczyk-Grębska, investigadora postdoctoral en la Universidad SWPS. “En los juegos, el nivel de participación se ajusta al nivel de las tareas realizadas: cuando ganamos, pasamos a un nivel superior y tenemos que aprender nuevas estrategias”.

“Así es como se crean nuevos desafíos y se motiva a los jugadores a desarrollar las habilidades necesarias (y, al mismo tiempo, nuestro cerebro) para lograr el objetivo, es decir, ganar el juego. Al mismo tiempo, debido a su atractivo, los juegos mantienen un alto nivel de motivación entre los usuarios: puedes jugar durante horas y no aburrirte”.

En el estudio participaron 62 participantes varones diestros, divididos en dos grupos. El primer grupo estaba formado por 31 jugadores experimentados de StarCraft 2, que jugaron juegos de estrategia en tiempo real durante al menos seis horas por semana durante los últimos seis meses. Para garantizar que su experiencia de juego fuera sustancial, estos participantes debían haber jugado StarCraft II durante más del 60% de su tiempo total de juego y estar activos en juegos competitivos. El segundo grupo estaba formado por 31 jugadores que no jugaban videojuegos y que tenían una experiencia de juego mínima, con menos de seis horas de juegos de estrategia en tiempo real y menos de ocho horas de videojuegos en total por semana en los últimos seis meses.

A todos los participantes se les realizaron imágenes cerebrales completas utilizando un escáner de resonancia magnética de 3-Tesla. Los protocolos de imágenes incluyeron exploraciones anatómicas ponderadas en T1 e imágenes ponderadas por difusión (DWI) para evaluar la estructura cerebral. Los investigadores emplearon técnicas avanzadas de imágenes con tensor de difusión (DTI) para crear mapas detallados de la conectividad cerebral de los participantes, centrándose en las vías de la materia blanca. Además, el estudio utilizó datos de resonancia magnética funcional (fMRI) del Human Connectome Project (HCP) para proporcionar una línea de base para comparar patrones de conectividad funcional.

Los investigadores descubrieron que los jugadores de StarCraft 2 mostraban una mayor conectividad dentro de regiones cerebrales específicas. Estas regiones incluían las redes parietooccipital y frontoparietal, que son fundamentales para la atención visual, el razonamiento y el control motor. La conectividad mejorada sugiere que un juego extenso conduce a una mejor comunicación entre estas áreas, lo que facilita un mejor rendimiento cognitivo.

Los cerebros de los jugadores de videojuegos también mostraron un cambio hacia una organización en red más integrada localmente. Este cambio se caracterizó por una mayor segregación funcional (conectividad local) y una menor eficiencia global (integración). En términos prácticos, esto significa que los cerebros de los jugadores estaban más especializados en procesar información relevante para la tarea, probablemente debido a las demandas cognitivas de los juegos de estrategia en tiempo real.

“Nuestra primera idea es que la experiencia, es decir, la experiencia en videojuegos, producirá un aumento en la integración funcional, es decir, una topología cerebral más conectada globalmente”. “Pero descubrimos lo contrario: el cerebro estaba más conectado localmente. Nos referimos a esto como integración de ‘mesoescala’: la conectividad fue mayor y más eficiente solo en las redes que están involucradas en habilidades relacionadas con StarCraft 2, como las redes relacionadas con la atención, la memoria y la inferencia”.

Cuando se los sometió a estimulación ruidosa externa en el modelo computacional, los cerebros de los jugadores de videojuegos demostraron una mayor resiliencia en comparación con los de los no jugadores. Esta resiliencia se reflejó en la capacidad de mantener una mayor fuerza de conectividad a pesar del ruido, lo que indica que el entrenamiento con videojuegos mejora la capacidad del cerebro para filtrar información irrelevante y mantener una comunicación efectiva.

Utilizando una herramienta de metanálisis llamada Neurosynth, los investigadores correlacionaron el aumento de la conectividad cerebral en los jugadores con funciones cognitivas específicas. Descubrieron que las regiones con mayor conectividad en los jugadores se asociaban con habilidades cognitivas más altas, como el razonamiento, la inferencia y la atención. Esto sugiere que las demandas cognitivas de los juegos de estrategia en tiempo real pueden mejorar directamente estas habilidades.

Los investigadores también identificaron un conjunto central de conexiones estructurales en los cerebros de los jugadores de videojuegos que eran los principales responsables de las diferencias funcionales observadas. Estas conexiones involucraron predominantemente las regiones parietooccipital y frontoparietal. Este núcleo estructural fue crucial para la conectividad mejorada y la reorganización funcional observada en los cerebros de los jugadores.

“Tenemos dos mensajes principales”, explicó Coronel. “La primera es simplemente ‘la práctica hace la perfección’. La experiencia en casi cualquier disciplina en particular puede cambiar la conectividad cerebral de una manera que lo haga más ‘eficiente’ en esa disciplina en particular. La segunda es que algunas de las conexiones que son “remodeladas” por algunas habilidades y disciplinas, como tocar un instrumento musical, bailar profesionalmente y actividades cognitivamente estimulantes, están involucradas en el envejecimiento cerebral. Por lo tanto, se pueden utilizar actividades cognitivamente desafiantes para proteger el cerebro del envejecimiento acelerado”.

Si bien el estudio proporciona información importante, también tiene limitaciones. El tamaño de la muestra fue relativamente pequeño y solo se incluyeron participantes masculinos, lo que puede limitar la generalización de los hallazgos. Además, la naturaleza transversal de la investigación significa que no puede establecer una causalidad entre el juego de videojuegos y los cambios en la conectividad cerebral. Las investigaciones futuras podrían incluir muestras más grandes y diversas para validar los resultados y estudios experimentales para explorar las relaciones causales.

Para comprender mejor la relación entre el nivel de habilidad y los patrones de conectividad cerebral, Coronel señaló: “Sería fantástico encontrar una relación entre la habilidad de los jugadores y los patrones de conectividad cerebral. La otra advertencia en la que pensamos es el diseño del estudio, que no nos permitió establecer una relación causal directa: no es posible decir, a partir de nuestro estudio, que los jugadores hayan alterado la conectividad con respecto a los no jugadores debido a su experiencia en el juego. o que es más probable que los jugadores jueguen videojuegos porque sus cerebros están diseñados para eso”.

Ampliando el alcance de la investigación, Coronel esbozó los objetivos a largo plazo: “Queremos demostrar que la experiencia en otras disciplinas, como la música, el tango y la pintura, están asociadas con cambios similares en la conectividad cerebral”.

A pesar de reconocer los beneficios potenciales de los videojuegos, advirtió Coronel, “queremos aclarar que no recomendamos que las personas jueguen ningún videojuego de ninguna manera para mejorar la salud. Los videojuegos pueden ser muy adictivos para algunas personas y algunos juegos no aportan ningún beneficio”.

El estudio, “La experiencia en juegos induce mecanismos de eficiencia y plasticidad cerebral a mesoescala según lo revelado por modelos de cerebro completo”, fue escrito por Carlos Coronel-Oliveros, Vicente Medel, Sebastián Orellana, Julio Rodiño, Fernando Lehue, Josephine Cruzat, Enzo Tagliazucchi, Aneta Brzezicka, Patricio Orio, Natalia Kowalczyk-Grębska y Agustín Ibáñez.

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